¿Qué es la ortorexia? Cómo diferenciar el saludable 'realfooding' de una obsesiva preocupación por la alimentación

  • El ‘realfooding’ consiste básicamente en comer alimentos reales evitando todo tipo de ultraprocesados.
  • Sentir remordimientos cada vez que se come algún producto que se supone no es saludable puede alertarnos.
  • El ortoréxico es capaz de modificar su vida para que gire en torno a su alimentación sacrificando incluso sus relaciones.
La ortorexia va asociada a un excesiva culpabilidad cuando se ingieren alimentos percibidos como no saludables.
La ortorexia va asociada a un excesiva culpabilidad cuando se ingieren alimentos percibidos como no saludables.
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La ortorexia va asociada a un excesiva culpabilidad cuando se ingieren alimentos percibidos como no saludables.

A todos nos preocupa comer de una forma sana. Cada cierto tiempo aparecen distintas corrientes que recogen esta inquietud y que intentan ofrecernos un estilo de alimentación saludable. Una de las más populares en la actualidad es el ‘realfooding’, que consiste básicamente en comer lo que se traduce como ‘comida real’ evitando todo tipo de ultraprocesados.

Pero, ¿qué ocurre cuando se lleva al extremo esta preocupación por comer sano? Los expertos lo denominan ortorexia, un trastorno de la conducta alimentaria que consiste en la preocupación “obsesiva y problemática por el origen y la calidad de los alimentos que se consumen acompañada de una gran culpabilidad cuando se ingieren alimentos percibidos como no saludables”, señalan desde la plataforma de psicología online ifeel.

Donde acaba la preocupación razonable y empieza el problema es algo que los especialistas tienen bastante claro: “Convertirnos en consumidores maduros y responsables de alimentos implica que seamos conscientes no solo de la “pulcritud” biológica o nutricional de lo que ingerimos, sino de las consecuencias que nuestra alimentación puede tener en nuestra salud psicológica”.

Síntomas de la ortorexia

Los psicólogos de ifeel resumen en ocho puntos los síntomas que pueden ayudarnos a reflexionar sobre si la manera que tenemos de plantear nuestra alimentación es realmente saludable:

- Dudar con frecuencia si se está comiendo mal o bien, o tener que esforzarse mucho para no desviarse de lo que se supone que es comer bien.

- Incluso cuando se sabe que se está comiendo 'correctamente’ estar en tensión o sentir frustración por todas aquellas cosas que no nos permitimos comer.

- Sentir remordimientos cada vez que se come algún producto que se supone no es saludable y pasar mucho tiempo pensando en ello.

- Examinar con frecuencia la manera de comer que tienen los demás. Y no acabar de sentirse del todo satisfecho con la alimentación propia a pesar de que uno lo haga bien y los demás mal.

- El tema de la alimentación está tan presente en la mente que no se puede pensar en otras cosas y esto nos incomoda.

- Experimentar la comida no como una necesidad que puede ir acompañada de placer y motivación sino como un deber que se tiene que cumplir de una manera estricta.

- Experimentar el momento de las comidas con tensión y malestar, intentando transformarlo en un mero trámite y convenciéndonos de que estamos cuidándonos.

- No quedar con gente porque nuestra dieta nunca es compatible con el plan que se ha organizado.

Consecuencias de la ortorexia

Cuando el problema ya es un hecho, los psicólogos señalan que se pueden observar estas consecuencias en las personas que sufren ortorexia:

- Obsesión. Estar llenos de pensamientos recurrentes y angustiosos que no logramos quitarnos de encima y de importante presencia de emociones negativas asociadas a la alimentación.

- Tema invasivo. La comida se convierte en un tema invasivo, que ocupa gran parte del espacio mental y emocional de la persona y acaba influyendo negativamente en su salud mental.

- Modificación de las rutinas, relaciones y ocio. Cuando la persona es capaz de modificar su vida para que gire en torno a su alimentación sacrificando incluso relaciones personales.

- Fuente de malestar psicológico. Alimentarse deja de ser una necesidad biológica para ser una fuente de malestar psicológico: culpa, rumiación, afán de controlar lo incontrolable, preocupación excesiva por la posibilidad de estar siendo estafado o intoxicado por la industria alimentaria...

- Alteración de la pauta de alimentación. Cuando su pauta de alimentación se vuelve muy estricta o restringida, tanto que afecta a otras esferas de nuestra vida que tienen que ver con nuestro bienestar psicológico.

¿Se puede tratar la ortorexia?

Si los efectos negativos a nivel psicológico, físico y relacional ya han aparecido los psicólogos de ifeel recomiendan seguir estas pautas:

 

1. Tener clara la diferenciación entre alimentación y comida. Los productos que una persona consume pueden cumplir con todos los estándares de autenticidad y ecología pero si alimentarse con ellos le provoca emociones negativas recurrentes y cada vez más profundas, dificultades para convivir con la familia o relacionarse de manera normal en sociedad o problemas de salud física derivados de una dieta muy estricta, entonces los productos que consume son muy sanos pero su alimentación no lo es.

2. Preguntarse qué relación tiene la alimentación con nuestra autoestima y por qué la alimentación es un ámbito en el que volcamos nuestra enorme necesidad de controlar lo que hacemos.

3. Analizar el momento en el que nos empezamos a alimentar de una manera especialmente rígida y buscar otros acontecimientos en nuestra vida que acontecieron a la vez y podrían estar relacionados.

4. Entrenar la flexibilidad cognitiva y conductual y tomar conciencia de las emociones que se despiertan a través de la alimentación y de nuestra manera de manejarlas. Tomar conciencia de las ganancias y las pérdidas que se obtienen con nuestro actual estilo de vida y empezar a diseñar una posible propuesta de cambio para el futuro.

5. Recordar que no hay que renunciar ni a la salud ni a la sostenibilidad medioambiental ni a la libertad como consumidor. “Al contrario, estos tres conceptos son muy importantes y deben ser reforzados. Se trata, simplemente, de flexibilizarlos y verlos desde otro punto de vista que nos permitan vivir con menos tensión y de una manera más adaptativa”, explican los expertos.

6. Implementar en nuestro estilo de vida una alimentación saludable que nos permita ser más felices y sentirnos mejor, entrenando esa flexibilidad para permitirnos pequeñas recompensas sin reprocharnos nada a cambio.

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